Guión de Mesías: Episodio 4, Parte 3
JOHN S. TANNER: Me gusta, porque nos dice que él se preocupa por nuestros espíritus y por nuestro físico. Él es el Redentor de ambos, de nuestros cuerpos y espíritus.
S. KENT BROWN: Yo pienso que es un concepto muy importante en nuestra teología.
JOHN S. TANNER: Opino igual. Pienso que nuestra teología es una teología del cuerpo y del espíritu porque ambos conforman el alma del hombre. Es mediante el evangelio de Jesucristo que todo el ser en conjunto alcanza la salvación.
MARCUS H. MARTINS: Este milagro de alimentar a multitudes provee un poderoso paralelo con el Antiguo Testamento y los relatos del Éxodo. Esta es una de las maneras que el Salvador escoge para probar que realmente es el Dios de Israel. El Señor alimentó casi a diario a Moisés y a los Hijos de Israel durante los cuarenta años que pasaron en el desierto y les proveyó maná mientras viajaban. Ahora, siglos después el Salvador está llevando a estas multitudes de israelitas a lugares desolados. Los escritores de los evangelios sinópticos nos dicen que él les alimentaba así como lo había hecho con los antiguos israelitas. Jesús está alimentando a esta gente en el desierto por medios milagrosos y este detalle no se pasó por alto. Jesús de Nazaret no solamente predicó, sino que también probó que fue él quien les había dado maná en el desierto y él era el tan ansiado Mesías.
Ahora, encontramos que entre la alimentación de los 5000 y la de los 4000, hubo otro encuentro que el Salvador tuvo con las multitudes, en la cual él se rehúso a obrar el milagro. Al día siguiente de que le dio de comer a los 5000 el Salvador se encuentra con otra multitud, pero él percibe sus pensamientos y les reprocha diciéndoles: “Ustedes vinieron acá porque fueron alimentados la última vez”, y fue en ese instante que él les dio este gran Sermón llamado el Pan de Vida.
JOHN F. HALL: Él muestra su verdadera identidad y testifica de su papel como el Salvador, como aquél que traería la salvación al mundo. Él les enseña que el pan que debemos buscar es el pan eterno de vida, no el pan terrenal y que él es el pan eterno que nos puede llevar a la salvación. Y continúa diciendo: » Yo soy el pan vivo que ha descendido del cielo. Si alguno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo”. Así que nuevamente se hace referencia a la expiación, la expiación por la cual él llevará a cabo la misión que el Padre le ha encomendado, para así llevar a cabo el plan de salvación.
MARCUS H. MARTINS: Se nos dice que a partir de esto muchos de sus seguidores dejaron de seguirlo y aquí sucede algo interesante. El Salvador se voltea hacia los Doce y les pregunta, ¿”También vosotros queréis iros?”
JOHN F. HALL: A lo cual Simón Pedro responde: “¿Señor, a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna y nosotros hemos creído y sabemos que tú eres el Cristo, el hijo del Dios viviente”. (Juan 6:68–69).
La traducción del rey Santiago, dice: “Nosotros creemos y estamos seguros”, lo cual es muy fuerte. La frase “Nosotros creemos” significa en griego pisteuo, y pisteuoque es aún más fuerte. Si yo tuviera que traducir el libro Juan del Griego, yo lo traduciría “y nosotros tenemos fe”.» ¿Lo ve?, es importante que nosotros reconozcamos que no es solamente se trata de creer, sino de tener fe. Porque a través de la fe nosotros tenemos conocimiento y ellos sabían quién era Cristo.
Todo discípulo de Cristo de cualquier edad y a cualquier etapa de su vida debe llegar al reconocimiento de Cristo como Hijo de Dios y que él es la única vía por la cual podremos regresar a la presencia del Padre. Lo que él enseña en el sermón del pan de vida es un pasaje esencial, porque él se muestra así mismo y testifica de su propia identidad y los apóstoles le testifican de él, demostrándoles que ellos también lo saben. Y así mismo si realmente somos verdaderos seguidores del salvador, podemos regresar a la presencia del Padre.
KAYE TERRY HANSON: Si vemos la complejidad de todos los milagros, a mí especialmente me gusta la manera en que Juan los relata, porque escoge siete milagros para explicarlo. Es todo lo que Juan nos enseña. Todos los otros milagros son relatados también por los demás escritores, pero especialmente Juan nos lleva desde la simplicidad de las bodas de Canaán hasta llegar a Lázaro.
En los últimos meses Jesús ha estado un par de veces en Jerusalén y somos conscientes que cuando Jesús ha ido a Jerusalén, ha estado muy cerca de perder la vida. Durante esos meses, él ha estado en el área del sur y también sabemos que él ha estado en Betania con María, Martha y Lázaro, quien eran verdaderamente sus seguidores. En este viaje el Salvador está en los alrededores de Perea y es cuando Lázaro se enferma, por eso María y Martha lo mandan llamar. Cuando le informan a Jesús que María y Martha necesitan ayuda le dicen «He aquí el que amas está enfermo.» (Juan 11:3) Ni siquiera le dijeron quien era, pero él ya lo sabía. Él lo sabía y él amaba a Lázaro, María y Martha.
KERRY MUHLESTEIN: Pero el Salvador tiene otra cosa en mente en ese momento, así que él no va inmediatamente. Él les envía un mensaje diciéndoles “esto es por la gloria de Dios”, pero, no sabemos si ellos recibieron el mensaje, o si Lázaro estaba muerto para cuando les llegó. Imagínense si Lázaro estaba ya muerto cuando María y Martha recibieron el mensaje del Salvador diciendo “esto era para la gloria de Dios”. Esto debió ser muy confuso para ellas. Por dos días más el Salvador no hace nada y permanece en Perea, continuando su ministerio.
KAYE TERRY HANSON: Son cuatro días que esperaron para colocar a Lázaro en su tumba, lo que es muy interesante porque los judíos creen que el espíritu permanece por tres días con el cadáver. Así que él espera hasta el cuarto día para estar seguro de que los judíos saben Lázaro está realmente muerto. Esto no es truco de magia, este no es algún engaño que usted pueda explicar de otra manera. Lázaro está realmente muerto.
CECILIA M. PEEK: Ambas María y Martha permanecen asombrosamente fieles en esperando la llegada de Jesús. Martha es la primera de las dos. Ella oye el rumor y se nos dice en la biblia que sale a su encuentro. Y cuando ella lo encuentra, la primera cosa que le dice es una expresión de su continua e ininterrumpida fe. Ella le dice: «Si hubieras estado aquí, él no hubiera muerto.» Y Jesús le contesta: “Él se levantará de nuevo» Y ella dice: «Sí, yo se que él lo hará», pero ella parece entender que es una referencia a la resurrección en el ultimo día. Mas cuando Cristo le dice, en lo que parece algo privado entre ellos, Él dice: «Yo soy la resurrección y la vida.» Esta es una de las declaraciones más enfáticas en Juan, y es hecha justo en este intercambio tan interesante, privado e intimo entre Jesús y Martha. De hecho ella es una de las primeras personas con las que él es tan explicito en términos de su verdadero poder e identidad.
KERRY MUHLESTEIN: María también escucha que el Salvador está allí, y sale, y está llena de dolor. Pienso que es aquí donde encontramos este pequeño y simple versículo, el versículo más pequeño de todas las escrituras, pero tan lleno de emoción porque nos da una percepción del Salvador de tal manera que nos enseña cómo debemos igualmente reaccionar. Cuando el Salvador ve su dolor, este gran y profundo dolor porque ellas han perdido este hermano a quien amaban, Él sabe que en un instante se tornara en alegría, que él va a levantar a Lázaro nuevamente. Pero cuando él ve su dolor leemos estas simples palabras en Juan 11:35: » Jesús lloró.» El salvador sabiendo que ellas estarían bien, siente su dolor y se conmueve, tanto así que hasta llora.
Y algunas personas dicen: “Oh, miren cuanto él amaba a Lázaro”. Otros anotan: “Oh, es tan terrible que él no estuviese aquí antes para evitar esto”. Jesús, conmovido otra vez dentro de sí fue al sepulcro, la cual era una cueva que tenía una piedra puesta encima. Dijo Jesús:” Quitad la piedra.» Así que él iba dispuesto a hacerlo.
Martha, quien antes había demostrado una fe tan grande, incluso dijo “Yo sé que lo que pidas, Dios te lo dará”. Creo que ella comienza a aceptar la realidad, ya que la tradición Judía en aquel tiempo, era sepultar a alguien muy rápido, y él ya había estado en la tumba por un largo tiempo. Y ella le dice: “Señor ya está descompuesto”. (Juan 11:39). Imagínense lo que ella está pensando, ¿Usted cree que realmente quiero yo ir a ver a mi hermano cuando él ya está descompuesto? Probablemente no es como ella quiere recordarlo ni iba a ser una buena experiencia.
Pero ellos remueven la piedra y justo después de mover la piedra, antes de este gran milagro, él Salvador hace una oración. Noten que esta es la tercera vez en que él hace un llamando, no hacia sí mismo sino, hacia el Padre, y esto es algo constante en su ministerio. Justo cuando está a punto de hacer su gran milagro, él se asegura de no perder la oportunidad de guiar a todos hacia el Padre.
Así que en el versículo 41 de Juan, capítulo 11 dice: “Quitaron la piedra de donde el muerto había sido puesto, y Jesús, alzando los ojos a lo alto dijo: “Padre, gracias te doy porque me has oído. Yo sabía que siempre me oyes pero, lo dije por causa de la gente que está alrededor, para que crean que tú me has enviado». Noten nuevamente que Él pudo haber agradecido al Señor silenciosamente, porque sabía el Señor iba a estar con él. Más Él lo dice en voz alta, para que todos sepan que él sólo está haciendo la voluntad de Padre y que es el enviado de Dios. Cuando hace su gran milagro, la atención no es dirigida hacia él mismo, sino hacia el Padre, para decir que él está allí para cumplir la voluntad de Padre.
KAYE TERRY HANSON: Y luego él llama a Lázaro: «Lázaro ven fuera” en alta voz. ¿Usted se imagina a este hombre tropezando saliendo de la obscuridad con las vestiduras de la tumba alrededor de él, sus envolturas blancas con las que enterraban a la gente?, estoy seguro que estaría muy sorprendido. ¿Se imagina la necesidad de Jesús de escuchar la respuesta a su llamado?. Y ahí está él, vivo nuevamente. María y Martha sabían que él resucitaría en otra vida y aunque eso estaba bien, ellas estaban tristes porque él había muerto. Y de repente él está allí, vivo. Este es un milagro maravilloso que impresionó a muchos de sus seguidores. Para aquellos que estaban buscando un error para acusarlo ante las autoridades y decirles quien y que profesa ser, fue la base de los cargos por los cuales lo juzgaron.
ANDREW SKINNER: Yo pienso que en ocasiones Jesús estaba privado de la amistad. No había mucha gente con la que él pudiera hablar. De no ser por Martha, María y Lázaro quienes eran en los que él podía confiar, y su hogar era uno de los pocos lugares a los que él podía ir en esta tierra, donde se podía relajar, podía ser él mismo, hablar de las cosas cotidianas y sentir el amor de ellos por él. Nosotros sabemos que ellos le amaban, por lo que Juan no dice en el Capítulo 11.
Yo pienso que él estaba muy triste porque vio a la gente tan triste y porque uno de sus mejores amigos había fallecido. Pienso que esto fue lo que lo conmovió con tal compasión a realizar este acto, un acto que sólo Dios podía realizar, pero que no siempre realiza. El siempre desea lo que es mejor para la gente y en esta ocasión El sabía que esto era lo mejor, así que creo que esto fue lo que lo inspiró a hacer este gran milagro. El texto habla de Jesús levantando a alguien de la muerte a la vida en tres ocasiones, y en estas tres ocasiones es su compasión lo que se desborda y es esto lo que motiva a hacerlo.
A medida que él transforma el agua en vino en Caná, a medida que él transforma el agua en vino, a medida que él cura al paralítico, que calma el tormentoso mar, y sus palabras traen a Lázaro de vuelta a la vida, Jesús realiza milagros que maravillan a las crecientes multitudes. Para muchos, sus milagros y sus sermones representan una prueba irrefutable de que él es el prometido Mesías, el Hijo de Dios. Para otros, sin embargo, sus obras y sus palabras son una herejía, acciones que ameritan la muerte. A los pocos días de levantar a Lázaro, la misión y el ministerio de Jesús culminaría, y Él torna su cara en dirección a Getsemaní y el Gólgota.