Guión de Mesías: Episodio 6, Parte 2
JUSTIN SU’A: “Pon aquí tu dedo y mira mis manos; y acerca acá tu mano y ponla en mi costado y no seas incrédulo, sino creyente” (Juan 20:27). Aquellos que tuvieron la oportunidad no solo de escuchar y sentir sino de tocar, reciben un gran testimonio de la divinidad del Salvador resucitado. Sin embargo, el Señor le enseña a Tomás. Él dice: «Bienaventurados los que no vieron y creyeron” (Juan 20:29). Podemos aplicar esto en nuestras vidas. Puede ser que no hayamos visto al Señor, ni de tocar al Salvador resucitado, pero sí creemos sin ver; sí tenemos fe que él es él Señor resucitado y creemos en sus enseñanzas, nosotros también podemos recibir esas mismas promesas, bendiciones y testimonio que recibieron aquellos que lo vieron y lo tocaron.
CECILIA M. PEEK: Pienso que el hecho de que nosotros veamos sus dudas y las reconozcamos, como parte de la experiencia humana del desarrollo de la fe, es una parte crítica de los relatos del evangelio. Porque indica sencillez de parte de ellos, con un deseo de demostrar que en ocasiones ellos lucharon. Pero también sugiere e insinúa la veracidad de estos relatos, de que no escondían las cosas, que no buscaban hacer de esto un final perfecto y una representación ideal de sus creencias. Es así como lucharon y llegaron a creer. Así fue como pasó y esto parece verdadero.
GAYE STRATHEARN: Hay algo especial acerca del Nuevo Testamento, viendo a Jesús en el día a día. Pienso que es importante verlo desde su lado firme como alguien quien sin duda alguna es el hijo de Dios y el relato está en Juan donde él dice que sale y da el sermón del pan de vida; qué gran, gran discurso sacramental. Y luego, al final tenemos estas conmovedoras declaraciones: “Y las multitudes le dejaron”. Porque él no iba a alimentarlos, así que no estaban interesados en que sólo les enseñara. Y se volteó hacia los apóstoles y les dijo: “¿También vosotros queréis iros?”…y pienso, qué momento tan conmovedor, ¿Verdad? Y luego Pedro, bendito sea, se levanta, ¿Señor a quién iremos?” Porque nosotros hemos creído y sabemos que tú eres el Cristo, el hijo del Dios Viviente» Pero siento la emoción de ese momento. Aún al hijo de Dios le debió doler y se debió desilusionar de que la gente se aparte cuando Él está dando todo por ellos.
Y de nuevo tengo que pensar en mí misma, ya sabe. Si yo hubiera estado allí ese día, ¿Cómo hubiera respondido? ¿Hubiera sido yo una de esas personas que se alejaron?, o ¿Hubiera sido como Pedro? Deseo con todo mi corazón que hubiera podido ser como Pedro, pero realmente no lo sé. Así que al ponerme en esa posición y al leer acerca de los fariseos, me pregunto: ¿Hay ocasiones en que actúo como un fariseo? ¿Hay momentos en los que soy como Tomás? Sé que por 2.000 años Tomás ha sido recordado por ser “Tomás el incrédulo”, pero me fascina el relato en Juan 11 donde dice que Jesús va a ir a Betania y él sabe que es peligroso. Y Tomás dice, vamos con él y si tenemos que morir con él, moriremos con él. Esa parte de Tomás es la parte que me gusta recordar, ese compromiso con el Señor. Y quisiera ser como Tomás, como Pedro; quisiera ser como aquellos apóstoles que se quedaron con el Señor, en las buenas y en las malas, pero que al final dedicaron y dieron sus vidas por el Señor.
“A quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles del Reino de Dios”. (Hechos 1:3).
KENT BROWN: Lucas menciona los cuarenta días en los que los discípulos, once de ellos estuvieron con Jesús. Parte de lo que sabemos es que estuvieron en Galilea. Sabemos que parte de estos días estuvieron en Jerusalén. El relato está justo al comienzo del libro de hechos que si lo leemos muy rápido lo vamos a pasar por alto. Pero en un sentido refleja el punto intermedio de estas dos acciones. El escribe el evangelio de Lucas y el escribe el libro de Hechos. Y aquí esta, casi en el mismo centro, justo a la mitad de todo esto.
Yo veo estas seis semanas como una de las sesiones más importantes de entrenamiento. Una de las experiencias de aprendizaje más importantes, por las que el Señor pasó con estos hombres. Y veo esto como algo muy importante para la continuación del ministerio, porque todo lo que Lucas narra en el libro de Hechos nace a partir de este momento. Este es el momento en el que Jesús da sus instrucciones finales antes de su ascensión. Y él hace esto durante este largo periodo de tiempo.
KERRY MUHLSTEIN: Aquí, uno ve una transformación de los apóstoles. Los apóstoles continuaban creciendo y progresando espiritualmente justo hasta el momento de la muerte de Jesús, llegando a entender quien era Él y que ellos estarían sin Él y que el reino estaría sobre ellos. Pero después de la crucifixión y de la resurrección, ellos se convierten en hombres nuevos. La parte clave en ese proceso fue ese ministerio de cuarenta días, donde ahora ellos entendían lo que realmente significaba la resurrección, donde realmente entendían que sus días con el Salvador habían terminado.
KENT BROWN: Algunas personas tienen problemas con el ministerio de cuarenta días, como Lucas lo menciona al inicio de Hechos. Porque si Jesús no hubiera resucitado físicamente, ¿Qué está haciendo alrededor de estos once apóstoles? Es aquí donde yo pienso diferente a los demás. Yo creo en la resurrección física de Jesús, que Él se quedó estos cuarenta días educando y capacitando a los apóstoles en las doctrinas del reino y sus procedimientos. Él quería que ellos siguieran adelante. Y si yo no creo en la resurrección entonces no creo en los cuarenta días. Pero si uno cree en la resurrección entonces los cuarenta días tienen sentido.
La literatura apócrifa está lejos de ser aceptada como escritura, y muy cerca de un mundo de leyendas. En ésta, la verdad no se encuentra en historias individuales, sino en tendencias o temas. La tradición oral es persistente y nos da inesperadas pistas acerca de diferentes eventos. En términos de leyendas locales, una de las más comunes es que Jesús estuvo en lugares desde Londres hasta el Tíbet.
No debe ser sorpresa la evidencia de que Jesús resucitado visitó otras tierras y otros pueblos, durante Su ministerio mortal. Él le declaró a opositores y discípulos igualmente: “Yo tengo otras ovejas que no son de este redil, a ellas también debo traer y ellas escucharán mi voz, y será un solo rebaño y un solo pastor” (Juan 10:16). Aunque no está muy claro a cuántos otros pueblos Jesús visitó, sobresale un registro que es testigo independiente de su resurrección literal.
TERRY BALL: El título de El Libro de Mormón es, «El Libro de Mormón, Otro testamento de Jesucristo». El Libro de Mormón fue preparado por antiguos descendientes de Israel y ocultado para luego salir a luz en un tiempo en que otro testigo de Cristo fuera necesario. Este relata el ministerio de Cristo entre la gente de aquí, del nuevo mundo, otro grupo de ovejas que habían sido separadas. Él nos cuenta de Sus enseñanzas, convenios, relaciones, y especialmente de Su ministerio después de Su Resurrección entre esta gente. Es otro testamento del evangelio de Jesucristo. Cumple con la ley de los testigos: “Por boca de dos o tres testigos, toda palabra se establecerá.” (Doctrina y Convenios 6:28; véase Mateo 18:16).
JUAN HENDERSON: La Biblia es el primer testigo de lo que el Salvador hizo en Jerusalén y el Libro de Mormón es el segundo testigo que testifica que lo que el Salvador hizo en Jerusalén y Su Resurrección son hechos reales.
JUSTIN SU’A: En la parte central del Libro de Mormón Cristo viene a este nuevo mundo, es la visita de Jesús a América. Nefi profetiza de esto en Primer Nefi 12:6. «Y vi abrirse los cielos, y al cordero de Dios que descendía del cielo; Y bajó y se manifestó a ellos.»
JUAN HENDERSON: La gente salió y se reunió alrededor del templo y escucharon una voz que no pudieron identificar. Fue una voz espiritual que penetró sus corazones y después de la tercera vez, ellos pudieron entenderla. Era una voz que venía de los cielos y ellos miraron hacia arriba y pensando que era un ángel, vieron descender al Salvador. Cuando Él se paró entre ellos, les dijo: “He aquí, yo soy Jesucristo aquel del que los profetas testificaron que habría de venir al mundo.” (3 Nefi 11:10).
JARED LUDLOW: Él les dice que ya había cumplido con la expiación, «Y he bebido de la amarga copa que el padre me ha dado y he glorificado al padre, tomando sobre mí los pecados de el mundo, por lo cual me he sometido a la voluntad del padre en todas las cosas desde el principio.»” (3 Nefi 11:11). Es así como una de los primeros temas que les menciona es su cumplimiento de la expiación y su sumisión a la voluntad del Padre y de que esto sería una gran bendición para ellos y, por supuesto, para nosotros en la actualidad.
“Y sucedió que cuando Jesús hubo hablado estas palabras, toda la multitud cayó al suelo; pues recordaron que se había profetizado entre ellos, que Cristo se les manifestaría después de su ascensión al Cielo”. (3 Nefi 11:12).
JUSTIN SU’A: Cristo les extendió una invitación increíble. Una invitación que debió tocar sus corazones y hasta este día toca los corazones de millones que lo leen, Él les dice:»Levantaos y venid a mí, para que metáis vuestras manos en mi costado, y para que también palpéis las marcas de los clavos en mis manos y mis pies, a fin de que sepáis que soy el Dios de Israel, y el Dios de toda la tierra y que he muerto por los pecados del mundo”. (3 Nefi 11:14). Es impresionante lo que el Señor le dio al pueblo de Nefi: “Y aconteció que los de la multitud se adelantaron, y metieron las manos en su costado y palparon las marcas de los clavos en sus manos y en sus pies; y esto hicieron, yendo uno por uno, hasta que todos hubieron llegado; y vieron con los ojos y palparon con las manos, y supieron con certeza, y dieron testimonio de que era Él de quien habían escrito los profetas, que habría de venir”. (3 Nefi 11:15).
MARCUS H. MARTINS: Y para mí, una de las partes más importantes de este relato de la visita del Salvador es el hecho de que aquí tenemos otro testimonio, esta vez de dos mil quinientas personas, que no solo lo oyeron sino también lo tocaron y besaron sus pies y lavaron sus pies con lágrimas.
JUAN HENDERSON: Todos ellos llegaron y palparon las marcas de los clavos en Sus manos y en Sus pies y si usted le da a cada uno 15 segundos, esto equivaldría alrededor de 11 horas. Esto es si nadie tomo más tiempo contemplando la presencia del Maestro.
JUSTIN SU’A: Esto nos enseña la esencia de Jesús, cuánto nos ama, y cuánto desea que lleguemos a conocerlo y nos muestra que es accesible para aquellos que quieren venir y tener una experiencia personal con el Salvador. Esto nos enseña que el Salvador no sólo se preocupa por nosotros en general, sino de cada uno de nosotros individualmente.
MARCUS H. MARTINS: Cuando el Salvador se dirige a ellos lo primero que hace es presentarse. El les dice su nombre y también se identifica como el Dios de Israel y el Dios de toda la tierra. Nefi, el profeta de esa época, estando en el centro de la multitud, llega y probablemente se postra delante del Salvador y besa los pies del Salvador y cuando el Salvador le pide a Nefi que se levante lo primero que hace es decirle: “Te doy autoridad para bautizar esta gente una vez yo me haya ido” (véase 3 Nefi 11:21). Esto nos cuenta o indica, el papel primordial de las ordenanzas del Reino de Dios.
ROBERT MATTHEWS: Él ordenó a los doce por medio de la imposición de manos, una ordenanza. Les habló acerca del bautismo y les dijo cómo bautizar y cómo no bautizar, otra ordenanza. Instituyó el sacramento, nuevamente, otra ordenanza. Si observamos esto cuidadosamente, comenzamos a ver en lo que Jesús estaba interesado. Él estaba interesado en las escrituras; en las ordenanzas y en que la gente entendiera Su Resurrección.
Y el Señor le dijo: “Te doy poder para que bautices a los de este pueblo cuando yo haya ascendido al cielo otra vez” Y además, el Señor llamó a otros y les habló de igual manera y les dio poder para bautizar. (3 Nefi 11:21–22).
JOHN W. WELCH: Al final del primer día que Jesús compartió con los Nefitas en el templo en Abundancia, Él mira alrededor de la multitud y con Su divina percepción entiende que muchas de las personas no pueden comprender las cosas que Él ha estado enseñando. Todas las cosas son ahora nuevas, es todo un mundo nuevo para ellos. Todo lo que ellos solían hacer es ahora obsoleto. Y ellos tienen que construir completamente un mundo nuevo y una nueva relación con cada uno de ellos y con Dios.