Guión de Mesías: Episodio 1, Parte 2
MARCUS H. MARTINS: En la Perla de Gran Precio, encontramos piezas importantes de información acerca del Salvador en su labor pre-mortal. También encontramos el relato de Abraham de una de sus conversaciones con el Señor. Y uno de los aspectos sobresalientes que tenemos aquí es que Abraham se refería al Salvador pre mortal. El se presenta así mismo, diciendo: “He aquí, mi nombre es Jehová”. (Abraham 1:16; 2:8). Abraham también dice que «el Señor puso su mano sobre mis ojos, vi aquellas cosas que sus manos habían creado, las cuales eran muchas; y se multiplicaron ante mis ojos y no pude ver su fin” (véase Abraham 3:12). Este es otro dato importante que aprendemos, que Jesucristo no solo era Dios antes de esta vida, sino que siendo Él el Creador de mundos incontables, no era un principiante, que este mundo en el que vivimos y estas experiencias que tenemos aquí no son nada nuevo en las eternidades y que el Señor no está experimentando con nosotros y esperando que algo bueno salga de este plan de salvación. No, Él ha hecho esto innumerables veces.
ALISON COUTTS: Vemos el telescopio Hubble y vemos todas esas imágenes increíbles de galaxias sin fin que han sido creadas por el Salvador, y leemos en Abraham 12 cómo sucede todo esto. Y Él le muestra mundos sin fin y Abraham no alcanza a ver el final de todas las cosas que han sido creadas.
MICHAEL D. RHODES: En el capítulo 3 de Abraham tenemos una asombrosa descripción del concilio pre-terrenal en los cielos. Y en este concilio en el cielo, dice, muchos de los hijos de Dios nobles y grandes estaban reunidos. Y este explica que estos nobles y grandes eran efectivamente aquellos que eran espíritus, en contraste con las inteligencias que siempre han existido (véase Abraham 3:22–23). Así que estos eran los hijos espirituales de Dios, de los que estamos hablando aquí. Y estaba entre ellos uno que era semejante a Dios. Obviamente, aquí se refiere a Jesucristo, hablando acerca del plan de descender a esta área donde hay materiales para poder construir un lugar, una tierra, donde la gente, estos hijos de Dios puedan morar.
JOSEPH FIELDING MC CONKIE: Nuestro padre Celestial reúne a su familia en lo que llamamos el Gran Concilio. Y en este concilio el Padre revisa con nosotros todo el sistema y el plan de salvación. Es importante que entendamos que es Su plan, que este plan viene de Él.
MICHAEL D. RHODES: God the Father then makes a proposal: “Whom shall I send?” (Abraham 3:27). In this mortal existence, we’re going to be in a condition where we’re going to make mistakes, and a Savior in needed. And Christ—God the Father is asking for a volunteer. Dios el Padre hace una propuesta: “¿A quién enviaré?” (Abraham 3:27). En esta existencia mortal estaríamos en una condición donde cometeríamos errores y se necesitaba un Salvador. Y Dios el Padre estaba pidiendo un voluntario.
ALISON COUTTS: La pregunta del Padre, “¿A quién enviaré?” nos hace reflexionar, porque obviamente Él quería enviar al Hijo, Su hijo, pre-ordenado para hacer esto. Pero también nos hace pensar en el jardín de Getsemaní, cuando el Salvador dice: “Pasa de mi esta copa, más hágase tu voluntad” (véase Lucas 22:42). Así que tal vez Él no estaba seguro de poder hacerlo. Y me imagino que este elemento de incertidumbre era esencial para que alguien asumiera este sacrificio, esta gran Expiación, este gran sacrificio. Tuvo que ser un sacrificio no sólo para el Padre el sacrificar a Su Hijo pero también para el Hijo de hacer esto sin saber si iba a ser capaz de asumirlo.
Por otro lado, tenemos a Lucifer, quien probablemente no tenía ninguna intención de tomar sobre sí tal sacrificio. Su carácter es, tal como lo conocemos, que él nunca haría algo que le pueda perjudicar. Quería tener todo garantizado y por estas garantías, él quería toda la gloria.
DAVID M. WHITCHURCH : “Y hubo una Guerra en los cielos, Miguel y sus arcángeles lucharon en contra del dragón y el dragón y sus ángeles pelearon”. (Apocalipsis 12:7). Y de este lenguaje altamente simbólico podemos ver que esta no fue una guerra de espadas y armas como podríamos pensar de una guerra convencional. Esta fue una guerra de testimonios, esta fue una guerra de creencias.
RICHARD D. DRAPER: Apocalipsis es extremadamente simbólico, pero simbólico en un sentido que nos confunde. Porque en esta visión de Juan él realmente ve cosas que francamente son imposibles de combinar con el mundo real. Y lo que tenemos que entender es que la revelación no fue una visión, ni fue dada a la pluma o pincel, sino fue una revelación dada a la mente. Es un acertijo que nos obliga a presentir más allá de la revelación.
PAUL Y. HOSKISSON: A Satanás se le describe como un dragón o una serpiente y esta es una nota simbólica muy interesante. A menudo me he preguntado qué significado tiene este simbolismo, porque el Señor utiliza toda clase de simbolismos cuando habla y el gran dragón, por supuesto sabemos que es un símbolo para Satanás ya que el versículo 9 dice: “Esa antigua serpiente llamada el diablo, Satanás” (Apocalipsis 12:9). Esto no quiere decir que–no deberíamos de imaginarnos a Satanás como un dragón o una culebra o una serpiente; este es un símbolo de quien es él y qué es lo que hace. Él destruye, él aterroriza, él da temor.
RICHARD D. DRAPER: En su furia él quiere destruirlo todo, así que nosotros solo vemos el poder de Satanás para destruir. En lo que concierne a los ángeles, nosotros somos los ángeles, aquellos que estaban del lado de Dios cuando tuvo lugar aquella batalla, lo que nos dice que nosotros no éramos simples sujetos que estuvimos presentes en el mundo pre mortal, sino que de hecho participamos en esa batalla. Tomamos una decisión, hicimos cosas durante ese tiempo que ayudaron al Señor en Su obra y ministerio en aquel lugar.
ALISON COUTTS: El entender que el Salvador tiene fe en nosotros así como nosotros en Él y que Él tiene fe en que nosotros haremos lo que nos ha pedido, y que lo que Él nos ha pedido es mínimo comparado con lo que Él ha hecho, es una de las cosas más edificantes del evangelio y una de las cosas que me permite, y nos permite a todos, hacer lo que Él nos ha pedido que hagamos.
GAYE STRATHEARN: Usted recordará que inmediatamente después de calmar la tempestad en el mar, Jesús y Sus discípulos desembarcaron en Gadara, o más probablemente como Mateo lo narra, en la región de los gadarenos, que está precisamente en el lado este del mar de Galilea. Allí se encuentran con un hombre que estaba poseído por una legión de demonios (véase Mateo 8:28).
S. KENT BROWN: Recuerdo la historia, este hombre había estado viviendo entre sepulcros y Marcos lo describe de manera muy interesante. Cuando él vio a Jesús a lo lejos corrió hacia él, me gusta esta parte, corrió y le adoró y dijo en voz muy alta: “¿Qué tienes conmigo, Jesús Hijo del Dios Altísimo?” (Marcos 5:7). Me gusta mucho este pasaje.
JOHN S. TANNER: En cierto sentido, ambos eventos, el apaciguamiento del mar y el encuentro con los demonios, testifican de la estatura pre-mortal de Jesucristo, porque al reconocerlo los demonios como el Hijo del Dios Altísimo, están simplemente expresando algo que sabían desde la pre-existencia. Y cuando calma las aguas, éstas respondían al mandato de Jehová, quien dividió las aguas para Moisés y separó las aguas de la tierra seca en el principio.
MICHAEL D. RHODES: Miguel por supuesto, como José Smith lo explica, no era otro que Adán y, curiosamente, su nombre significa “el que es como Dios”. Miguel fue uno de los nobles y grandes. Él fue el escogido para ser el padre de la raza humana, quien a través de su integridad, fe y preparación fue capaz de llevar a cabo esta gran tarea. El es el patriarca de toda la raza humana.
PAUL Y. HOSKISSON: Y es Miguel, esta persona que es como Dios, quien fue escogido para dirigir las fuerzas celestiales contra el dragón, o Satanás. Me parece a mí que el Salvador, como usualmente es el caso, delegó parte de su autoridad y mandatos a Miguel en la guerra celestial porque es claro que Miguel guiaba las fuerzas del bien contra las fuerzas del mal. Pero es la sangre del Cordero, es el Salvador, es la Expiación, lo que da la victoria en todo esto. Y es la fe de las personas en Cristo, en que Él cumplirá con esto, que Él realizará la Expiación, esto es lo que gana sus corazones hacia Él. Son las palabras de Miguel y sus ángeles quienes ganan sobre las huestes celestiales y le da la victoria a Cristo en la pre-existencia.
RICHARD D. DRAPER: Alma 13 nos da un detalle muy, muy interesante. No nos dice mucho acerca de la guerra misma, pero nos muestra la magnitud de esta guerra. “y esos sacerdotes fueron ordenados según el orden de su Hijo de una manera que haría saber al pueblo de cómo esperar anhelosamente su redención que vendría por el Hijo. “Y de esta manera en que ellos fueron ordenados, habiendo sido llamados y preparados desde la fundación del mundo, de acuerdo con la presciencia de Dios, por causa de su fe excepcional y buenas obras habiéndoseles concedido primeramente escoger el bien o el mal, por lo que habiendo escogido el bien y ejercido una fe sumamente grande, son llamados con un santo llamamiento” – versículo 4, “y así por motivo de su fe han sido llamados a este santo llamamiento mientras que otros rechazaban el espíritu de Dios a causa de la dureza de sus corazones y la ceguedad de su mente, cuando de no haber sido por esto hubieran podido tener tan grande privilegio como sus hermanos, o en una misma palabra, al principio se hallaban en la misma posición que sus hermanos”. (Alma 13:2–5). Esto esencialmente nos dice que hay albedrío, un pleno albedrío en juego en el mundo pre mortal. Y hubo aquellos que optaron por Dios. Pero quiero que se den cuenta de la frase ”una fe sumamente grande”. Y nuevamente regresamos a lo que vemos en Apocalipsis ¿qué se refiere a qué? Que la sangre de Cristo aún no se ha derramado. La verdad es que Jesús aún no había hecho la Expiación y por lo tanto, teníamos que tener fe en la palabra del Padre y fe en la promesa del Hijo que realmente Él llevaría a cabo la Expiación. Lo que pasa en esta guerra celestial es que todos de alguna manera lo arriesgamos todo. Lo que dijimos fue, Jesús no nos fallará. Aunque no tengamos un segundo plan, Jesús no fallará. Sabemos que no fallará y por esta razón estamos dispuestos a arriesgarlo todo y luego ir y dar testimonio de esto; estas palabras poderosas las usamos basadas en esta filosofía. Y nuevamente ganamos. Dos tercios optaron por Jesús y estuvieron con él en el lugar celestial.